Notas y Comunicaciones

Bruno Weil y familia. Trayectoria y ciudadanias

María Oliveira-Cézar
CRICCAL, Sorbonne Nouvelle, Paris III , Argentina

Investigaciones y Ensayos

Academia Nacional de la Historia de la República Argentina, Argentina

ISSN: 2545-7055

ISSN-e: 0539-242X

Periodicidad: Semestral

vol. 69, 2020

publicaciones@anhistoria.org.ar

Recepción: 04 Marzo 2019

Aprobación: 02 Mayo 2019



Resumen: Este trabajo se propone dar a conocer a un hombre de grandes cualidades injustamente desconocido en nuestro país. Bruno Weil, nacido en 1883, acumuló las ciudadanías alemana, argentina y estadounidense, así como también diversas ciudades de residencia, pero nunca dejó de ser judío practicante. Mente brillante, jurisconsulto, periodista e historiador, trilingüe alemán-francés-inglés, su palabra pesaba en los ámbitos políticos y sociales que frecuentaba tanto como sus escritos entre sus lectores, fueran partidarios o detractores. Capacidad de convocatoria sin par, organizaba todo tipo de asociaciones en las ciudades donde vivió, como Metz y Estrasburgo en su juventud, Berlín, París, Buenos Aires y Nueva York en su madurez. Al principio luchaba contra el creciente antisemitismo, y ya con el nazismo en el poder contra las persecuciones directas, buscando destino y refugio para los apátridas y exiliados, ayudando a los internados en los campos franceses, denunciando los crímenes del sistema concentracionario del Eje y de los países ocupados por Hitler. Terminada la Guerra, desde Estados Unidos comenzó la lucha por la restitución de los bienes expoliados, hasta su muerte en 1961.

Palabras clave: Bruno Weil, Exilio, Biografía.

Abstract: This work aims to make known a man of great qualities unjustly unknown in our country. Bruno Weil, born in 1883, accumulated German, Argentine, and American citizenships, as well as various cities of residence, but never ceased to be a practicing Jew. Brilliant mind, jurisconsult, journalist and historian, trilingual German-French-English, his word weighed on the political and social spheres that he frequented as much as his writings among his readers, whether they were supporters or detractors. Unparalleled convening capacity, he organized all kinds of associations in the cities where he lived, such as Metz and Strasbourg in his youth, Berlin, Paris, Buenos Aires and New York in his maturity. At the beginning he fought against the growing anti-Semitism, and already with Nazism in power against direct persecution, seeking destiny and refuge for stateless persons and exiles, helping those interned in French camps, denouncing the crimes of the Axis concentration system and the countries occupied by Hitler. After the war, the fight for the restitution of the looted property began from the United States, until his death in 1961.

Keywords: Bruno Weil, Exile, Biography.

De acuerdo a la copiosa documentación[1] reunida por Bruno Weil y a su muerte confiada al archivo del Leo Baeck Institute de Nueva York - dedicado a la historia de los judíos alemanes -, los Weil provendrían de la Planicie de Weill, hoy Wyhl, en la ribera del Rhin, entre la Selva Negra alemana y la actual frontera francesa. Iniciado el siglo XIX los Weill/Weil[2] se distribuían mayormente en la misma zona, aunque bastante ampliada pues engloba hoy las regiones francesas de Lorena y de Alsacia (donde ese apellido es muy común), las alemanas del Saar, de Baden-Würtemberg y del Palatinado-Renano y el actual Luxemburgo. Entre los Weil afincados en centros urbanos como Karlsruhe, Estrasburgo, Metz o Sarrelouis hubo personalidades religiosas e intelectuales de alto nivel: grandes rabinos regionales, notables filósofos, científicos, juristas y profesores, y entrado ese siglo aparecieron también grandes productores agrarios, negociantes y joyeros. Pero buena parte de los que llevaban ese apellido pertenecían a sectores medios que se ganaban la vida como comerciantes en pueblos rurales o pequeñas ciudades, lo que era el caso de varios de los antepasados de Bruno Weil.

Según el genealogista Klaus Mayer[3], estos Weil venían del Bajo Rhin, en el norte de Alsacia, donde ya estaban en 1632, radicados sucesivamente en Westhoffen y en Obernai. Hacia 1776 Feis Weil casó con Gidel Lewy, de Saarwellingen, un pueblo en los alrededores de Saarlouis, donde llegaría a ser el rabino de esa comunidad del Saar/Sarre. Bruno pertenecía a la cuarta generación de los numerosos Weil nacidos en Saarwellingen: su bisabuelo Hirsch (1783-1857), con 10 hijos; su abuelo Jakob (1811-1875), comerciante en ganado, viudo y casado en segundas nupcias con quien sería su abuela, Magdalena Lewy (1814 Diemeringen, Bajo Rhin, Alsacia –1891 Saarwellingen), con un total de 12 hijos; y su padre Lion (1853-1927), comerciante en Saarlouis hasta 1899, que edificó luego un enorme y lujoso negocio de muebles y ramos generales en Metz, asociado con su hermano Hermann, quien pronto abrió su propio comercio. Lion se había casado en 1882 con Augusta Kahn, nacida en 1850[4] o 1859 en Ottweiler, de la misma región del Saar, y Hermann desposó en 1885 a Mathilde Kahn, procedente también de Ottweiler, por lo que posiblemente fuera parienta de Augusta. Lion y Augusta tuvieron cinco hijos, Ernest Bruno Jakob (1883), Otto David (1884), Erna Elise (1885), Arthur Hermann (1888) y Hertha Judith (1890), que nacieron entre Saarwellingen y Saarlouis y allí vivieron hasta 1899.

Fue entonces que los sagaces Lion y Augusta -seguidos por su hermano Hermann y Mathilde-, se mudaron con su familia a Metz, no sin antes haberla visitado en 1896 con sus hijos y deslumbrarse todos con la antigua ciudad romana y su renacimiento (Weil, 1941, p. 209). Esta floreciente capital lorenesa, después de haber sido anexada en 1871 por Alemania al cabo de la guerra francoprusiana[5] y convertirse en la plaza fuerte regional más importante, debía su eclosión civil urbanística y cultural a una fuerte radicación de alemanes, muchos de ellos burgueses adinerados, que se sumaban a miles de militares y funcionarios recién llegados. Pese al fortalecimiento de varios pueblos suburbanos y a la partida de miles de franceses a partir de 1871, la población de la ciudad pasó de 51.332 personas en esa fecha a 68.598 en 1910 (Modèle:Données/Metz/évolution population, s.f). Metz creció sobre todo debido al amparo personal del kaiser Guillermo II (Berrar & Berrar, 2000).

Verificamos que los Weil alemanes del Saar habían mantenido el vínculo con el Bajo Rhin alsaciano del que venían, ya que se unían a mujeres de allí, como la abuela de Bruno, hasta que ya en el siglo XX, con el germanismo en todo su esplendor entre la minoría privilegiada de Metz, la fratría entera abandona esa tradición, puesto que los cónyuges de Bruno, Otto, Erna Elise y Hertha serían alemanes, y belga la de Arthur ("Estado Civil. Tablas decenales de nacimientos, bodas y decesos", s.f.). En Europa como en Argentina, Bolivia, Chile y Brasil estos varones Weil y numerosos de sus primos se enriquecieron con el comercio y la industria a gran escala.

Salvo el intelectual Ernest Bruno, quien después de obtener su bachillerato en Metz en 1901, descollaría en sus estudios de Derecho en la Universidad de Würzburg, donde muy joven y aun antes de obtener su doctorado en 1906 (Weil, 1941, p. 210)[6] se haría conocer por la brillantez de los artículos que publicó en revistas universitarias, publicaciones políticas y periódicos locales. Una actividad intelectual en la que Bruno Weil se había forjado desde su adolescencia en las acaloradas discusiones entre franceses o loreneses y alemanes residentes en Metz e iniciado por escrito al menos desde 1904 durante su militancia en la Asociación de Estudiantes Alemanes de Confesión Judía, formada en 1896 y conocida como K.C. por las primeras palabras del lugar en que se reunieron al principio (Kartell-Convent der Verbindungen…), luego llamada Fraternidad Judía a partir de 1913 y disuelta en 1933 (Actas, programas, debates, circulares…, s.f)[7]. Eran estudiantes de diversas universidades alemanas, todos muy religiosos, no apoyaban al sionismo y muchos eran claramente antisionistas, además de asimilacionistas. Los KC fueron unos 1.000, y varios se ilustrarían luego como intelectuales, científicos y políticos. Configuraron la élite de la juventud judeoalemana y, después de la II Guerra, Weil se mantuvo ligado a los KC sobrevivientes que residían en Estados Unidos, quienes lo homenajearon después de su muerte.

Ya doctorado, el joven jurista se independizó de su familia, se mudó a Estrasburgo donde instaló su primer bufete. Allí acortaría su nombre para firmar desde entonces simplemente como Bruno Weil, y sin romper el vínculo con los KC multiplicó sus análisis históricos y políticos en los periódicos, lo que le daría prestigio y clientela.

Pero pronto la Gran Guerra acabaría de la peor manera con los proyectos y la prosperidad de todos los habitantes de la región. Entre los sobrevivientes peor les fue a los alemanes, que no sólo perdieron la guerra sino también los territorios que consideraban suyos, y muchos de ellos las propiedades privadas, casas, industrias y comercios que tenían, ya que poco quedaba en pie. Además de tener que afrontar las humillaciones y cuantiosas indemnizaciones derivadas del Tratado de Versalles. Todo lo cual funcionaría luego como caldo de cultivo para el fortalecimiento y difusión del nazismo.

Lion y Augusta, alemanes burgueses demasiado conocidos en Metz, durante los años de guerra perdieron buena parte de su riqueza y se fueron a vivir a Estrasburgo, a casa de Bruno que estaba en el frente. Augusta murió allí en 1917 (Fiches de Population, s.f). Como todos los de su generación, Bruno fue enrolado y pasó mucho tiempo en las trincheras, y si bien no tuvo heridas graves, le quedaron problemas de salud. Cuando volvió a la vida civil a fines de 1918 encontró que su domicilio privado en la selecta avenida Kléber había sido requisado por el 4° Ejército francés para vivienda de uno de sus tenientes (Bruno Weil Collection 1854-1972, s. f). Lo paradójico es que durante la II Guerra le pasaría lo mismo pero al revés: fueron los militares alemanes los que requisaron su domicilio en París. Pocos eran los profesionales alemanes que seguían bien considerados en las regiones recuperadas por Francia y, ante la reducción de su horizonte laboral y social, Bruno Weil se mudó a Berlin en 1919, adonde lo seguiría su padre Lion en 1923, que allí moriría en 1927 (Fiches de Population, s.f).

En Berlín el inquieto Bruno continúa su activismo confesional iniciado con los KC al integrar en la posguerra la Asociación Central de Ciudadanos Alemanes de Confesión Judía (Central Verein) presidida por Leo Baeck, de la que Weil llegaría a ser secretario y luego vicepresidente (Documentos sobre la Central Verein, s.f). Asociación nacida a fines del siglo XIX para luchar contra el antisemitismo rampante, era frontalmente antisionista y desde fines de los años 20 desestimó la magnitud del peligro real que entrañaba el nazismo para los judíos, al menos hasta las leyes de Nuremberg en septiembre 1935. Varios de sus miembros mantuvieron esa posición hasta bastante después y sufrieron las consecuencias de su ceguera.

Los judíos, más instruidos y diplomados en promedio que el resto de los alemanes, colaboraban activamente en la efervescencia cultural, intelectual y política de Berlín y demás ciudades del país. Es posible que ese proceso haya contribuido a que la militancia de Bruno Weil no se limitara al ámbito religioso y se extendiera al puramente político al integrar el Partido Democrático Alemán (DDP), liberales centristas que participaron en las elecciones legislativas de la República de Weimar de 1919 a 1928. Si empezaron cerca de 19% de los votos, en 1924 estaban con menos del 6%. Intelectuales notables lo apoyaron, como Albert Einstein, Thomas Mann y Max Weber, pero se vino abajo por ser considerado por sus contrarios como el “partido del gran capital”, lo que aprovecharon los del NSDAP para apodarlo “partido de los judíos”. En 1930, bajo la influencia de la crisis económica mundial, el DDP desaparece al fusionarse con otra formación situada a su derecha, y constituye el DSTP, Partido del Estado Alemán, que en 1932 llevó a Bruno Weil como candidato al Parlamento: sólo obtuvo el 1% frente al aplastante 37% de los nazis (Exposition Historique du Bundestag Allemand…, s.f).

La contundente derrota en vez de amilanarlo lo llevó a actuar entre 1933 y 1934 en varias reuniones políticas partidarias y a acentuar la participación iniciada a fines de los años 20 en actos de la Central Verein. Allí analizaban la situación de los judíos alemanes ante el bombardeo de medidas antisemitas y ponían en la balanza los beneficios y los inconvenientes de un exilio eventual, lo que para Weil en aquel momento representaba algo peor que seguir soportando en Alemania el antisemitismo radical que él creía pasajero (Niewyk, 2001)[8]. A pesar de su evidente brillantez intelectual, el liberal Bruno Weil no podía imaginar que un pueblo tan culto, inteligente y corajudo como el suyo -porque así consideraba al pueblo alemán- pudiera elegir de nuevo o soportar más tiempo al nazismo, y pensaba que de un modo u otro muy pronto acabaría con aquella barbarie. Tan ciego estuvo al principio que en un gran acto en 1934 en Breslau defendió las ideas de tomar un máximo de precauciones pero quedarse en Alemania, no abandonar el país a los nazis (Ascher, 2007). Recién a principios de 1935, meses antes de las leyes de Nuremberg, se rindió ante la evidencia de que el pueblo alemán apoyaba realmente a Hitler, y del peligro real que corrían todos, en primer lugar los judíos. Entonces preparó su traslado a París, que efectuaría ese mismo año. Esperemos que sus oyentes de 1934 no hayan seguido sus erróneos consejos.

Bruno Weil mantendría toda la vida su actividad de publicista, en alemán, francés e inglés, con centenares de artículos de jurisprudencia, análisis histórico y político, relativos a las emigraciones forzadas por el nazismo, a las distintas categorías de refugiados y detenidos en los campos de concentración, a las diversas condiciones que imponían los países para adquirir y mantener las ciudadanías adquiridas por naturalización, a las luchas por la recuperación de los bienes expoliados por los nazis y a la reintegración de los judíos europeos que sobrevivieron a la Shoah. Trabajos publicados en toda América, en Europa y en África, y especialmente en Estados Unidos y Alemania. En Argentina publicó más de una veintena de artículos entre La Semana Israelita (Jûdische Wochenschau), el Buenos Aires Herald y sobre todo en el Argentinisches Tageblatt, por la excelente relación personal y luego epistolar que lo unió a su director, Ernesto Alemann, quien incluso le pidió que actuara en Nueva York como representante de su periódico. No publicó artículos suyos en los grandes diarios, tal vez por una cuestión de idioma, aunque le hicieron varias entrevistas que publicaron en español periódicos de gran tiraje como Crítica, La Prensa o La Razón.

Weil también incursionó con seriedad y éxito en la investigación histórica y escribió seis ensayos interesantes, sobre todo dos de ellos: L’Affaire Dreyfus, publicado en Paris por Gallimard en 1930 y Francia a Través de las Alambradas, publicado en Buenos Aires por Claridad en 1941. En su Dreyfus, Bruno Weil aporta documentación alemana desconocida hasta entonces y denuncia el acoso del Estado Mayor francés. Con ese texto obtuvo valiosas críticas y citas, entre ellas de Hannah Arendt, y también condenas, como la de la Policía Secreta alemana, en 1935, cuando Reinhard Heydrich le prohibió “toda actividad pública o privada como orador” (Bruno Weil Collection 1854-1972, s. f). En el segundo ensayo, Weil reconstituye sus tres meses de arresto y prisión de principios de junio a fines de agosto de 1940 en París y en el Campo del Vernet, en Ariège, mezclando con acierto sus impresiones personales con notas ficcionales y la verídica crónica negra de aquel terrible campo de concentración a fines de la Tercera República y bajo Vichy.

Intentos de nacionalización francesa

Cuando a raíz de la discriminación y persecución antisemita del nazismo se mudan a Paris en 1935, Bruno y Alice Weil inician de inmediato la campaña para conseguir la nacionalización francesa. Objetivo que creen muy factible por los contactos franceses de primer nivel, logrados durante los quince años al servicio de la diplomacia francesa, por el hecho de que varios de sus familiares la habían obtenido al finalizar la Gran Guerra, y por contar con orígenes familiares y territoriales franceses. Pero los contactos sociales no les funcionaron en el plano administrativo y la reintegración a la nacionalidad francesa de sus parientes apenas fue aceptada por cierto tiempo al cabo de la guerra. A los Weil sólo les quedaba hacer valer sus orígenes.

En primer lugar por el sitio de origen de la abuela paterna Madeleine, en Diemeringen, en la Alsacia francesa a su nacimiento. Y por el de su madre Augusta, que desde su forzado traslado a Francia él declaró nacida en Ottwiller, Alsacia, un pueblo casi homónimo del pueblo alemán de Ottweiler, Saarland, donde en verdad Augusta había nacido y crecido, para hacerla pasar por francesa. Asimismo su tío Hermann, que quería quedarse en Metz donde había prosperado, aunque no tanto como Lion, apenas terminada la Gran Guerra se preocupó por conseguir la documentación que acreditaba que su madre Madeleine había nacido en Diemeringen, por lo que él era medio francés[9], y probablemente también habrá dado por nacida a su mujer Mathilde en Ottwiller. No nos consta que Hermann haya conseguido la naturalización, pero suponemos que así fue, pues se quedó viviendo en Lorena.

En segundo lugar Saarlouis, por el territorio donde nacieron Bruno y su fratría, más cuatro generaciones de estos Weil. Ciudad fundada por Luis XIV y fortificada por Vauban en la región germánica de Sarre, Sarrelouis fue francesa desde 1680 hasta 1815, después de la caída de Napoleon. Desde entonces y hasta el final de la I Guerra, fue Saarlouis, alemana. En 1919 Sarrelouis y su región quedan bajo mandato de la Sociedad de las Naciones, como zona autónoma “protegida” por Francia hasta que volvió a ser alemana en 1935 por referéndum obtenido con 90 % de los votos[10], puesto que si bien los intelectuales y otras minorías privilegiadas del Saar querían volver a ser franceses, la mayoría del pueblo se identificaba como alemanes y súbditos de Prusia[11]. En 1936 los nazis unificaron Saarlouis con la comuna vecina de Fraulautern y se llamó Saarlautern hasta el final de la II Guerra, cuando Saarlouis recuperó su nombre y límites anteriores. De nuevo todo el Saar era zona ocupada por Francia, y las Naciones Unidas establecían un segundo Protectorado, que duró hasta 1956, cuando mediante otro Plebiscito los saarlandeses resuelven ser alemanes, aunque esta vez con el 67 % de los votos. A pesar del desconcertante vaivén entre los dos países, es evidente que el Saar/Sarre fue francés de resulta de acciones de guerra, y alemán por la voluntad de la gran mayoría de sus habitantes, que eran y son germanohablantes. Pero es una región fronteriza, con el mismo pueblo, y usos, cultura y costumbres muy similares en uno y otro lado.

El tercer elemento en juego, y tal vez el de mayor peso, es la trayectoria del propio Bruno, quien al fin de la Guerra y habiendo pasado mucho tiempo en el infierno de las trincheras alemanas, no sólo no pidió la ciudadanía francesa como hicieron algunos de sus familiares, sino que escribió sobre atrocidades cometidas por el ejército francés durante el conflicto. Y decidió dejar lo que tenía en Metz y su estudio de abogado en Estrasburgo para mudarse a Berlín y establecerse allí como abogado, hasta que pronto conseguiría trabajar para la Embajada de Francia en Alemania como experto en derecho comparado germano-francés. Bruno se asumió plenamente como alemán, militó en organizaciones confesionales judeoalemanas y hasta hizo carrera como intelectual y sobre todo como político alemán. Ante todo su historial germano, sus cartas reivindicando su amor por Francia, sus libros sobre episodios determinantes de la historia y la política francesa cercana[12] no pesaron lo suficiente. Y quién sabe cómo habrá influido el temor por las “quintas columnas” que empezaba a circular en Francia a medida que Hitler se hacía cada vez más fuerte del otro lado de la frontera.

Probablemente es a causa de todo esto que pese a su inmensa fortuna y al apoyo de sus poderosas relaciones en Francia -como el presidente del Colegio de Abogados de Paris- de casi toda la Cancillería francesa, varios ministros y hasta el efímero ex presidente Alexandre Millerand, Bruno Weil no consiguió obtener la ciudadanía francesa. Y ni siquiera el paso anterior, que era lograr la “reintegración” en tanto que parcialmente originario de Alsacia. Lo único que obtuvo es la tarjeta de residente, lo que él sabía que no era suficiente.

Nacionalización argentina

Entre 1935 y 1936 Bruno y Alice Weil se mudan de Berlín a Paris, activan su red de influyentes contactos, viajan dos veces a New York y Bruno no deja de hacer política. Ya ha aceptado que los judíos alemanes tienen que exiliarse y resuelve buscarles un destino. No siendo sionista, no cree que la Palestina Británica sea la buena solución y supone que ciertos países americanos pueden recibirlos y hacerlos sentir bien. Decide iniciar un largo viaje prospectivo con ese fin, y también pasar al menos un mes en Argentina, donde han vivido o viven desde hace muchos años varios de sus hermanos y primos (Bruno Weil Collection 1854-1972, s. f). Probablemente ya pensaría en pedir la naturalización en nuestro país si le resultara conveniente, siempre y cuando no le saliera en Francia, lo que era prioritario para la pareja. De noviembre 1936 a marzo de 1937 viajarían por varios países sudamericanos y sus largos y apasionantes informes posteriores indican que por sus características y condiciones Bruno Weil elegía como destinos prioritarios para los perseguidos judíos alemanes a la Argentina, Brasil y Uruguay[13]. En abril de 1938 vuelven a Paris a esperar la ansiada ciudadanía gala pero reciben una mala noticia tras otra, hasta que la negativa definitiva les llegó entre septiembre y octubre de 1938. Anonadados, no podían imaginar que lo que sentían como un golpazo en realidad les estaba salvando la vida.

A mediados de noviembre se embarcan hacia Buenos Aires, llegan el 2 de diciembre (Arribo de inmigrantes a Buenos Aires, s. f ), piden su naturalización y el 6 de febrero de 1939 ya disponían de su nueva ciudadanía y de pasaportes argentinos. En julio de 1939 estaban de vuelta en Paris, después de haber pasado un tiempo en New York.

A principios de junio de 1940 fueron arrestados por los franceses del último gobierno de la Tercera República. Alice pasó pocos días en el Vel d’Hiv y completó sus 15 días de cautiverio en el campo de Gurs. La llevaron con las mujeres ‘indeseables’ arrestadas por el gobierno francés en mayo, varias con niños, casi todas apátridas, refugiadas y/o judías, y junto a ellas llegó luego a Gurs, donde encontró a su hija Gerda (Weil, 2010, p. 42). Por su parte Bruno estuvo al principio en el estadio Roland Garros, donde internaban en el primer momento a los judíos de habla alemana sospechosos de ser ‘quinta columnas’, y luego hasta el 28 de agosto en el militarizado campo de Vernet que desde un año atrás había concentrado a los republicanos españoles, en especial a los brigadistas, y ya en su primera época se caracterizaba por la dureza en el trato a los refugiados (Dossier de l’ interné Bruno Weil, s.f). Con esa fuerte experiencia, ambos supieron lo que eran aquellos campos de concentración, brevemente porque a causa de la neutralidad de su país los funcionarios argentinos en Francia pudieron rescatarlos al cabo de intensas y arduas negociaciones con funcionarios de Vichy y con los ocupantes alemanes[14].

Gracias al fracaso de su pedido en Francia y a ese fugaz trámite en la Argentina estos Weil no acabaron en Auschwitz como muchos de sus propios familiares judeoalemanes devenidos franceses. Lamentablemente no ocurrió lo mismo con tantos otros pedidos de refugiados a autoridades de la Argentina.

En Buenos Aires ya vivía su hermano Arthur, Otto llegaría con su mujer Gertrude en noviembre 1939 - pero de modo incomprensible se volvieron a Francia durante la guerra - y en octubre 1941 llegó Erna, que ya había obtenido su naturalización durante la estadía en el país iniciada en 1926, antes de volverse a Berlín. Bruno y su familia formaron el Comité de Socorro a Gurs y pidieron y obtuvieron permiso de Vichy para ayudar a los niños prisioneros del campo con paquetes y dinero. También proyectaron sin éxito el rescate de mil niños judíos de los campos franceses (Archive du Ministère des Affaires Etrangères, s. f)[15].

Nacionalización estadounidense

La Argentina les quedaba chica, pese a vivir en el lujo de un departamento privado del Alvear Palace Hotel, codearse con los diplomáticos aliados y disponer de tiempo para que Bruno escribiera sus libros y litigara con las aduanas francesa y argentina.

Desde noviembre 1941 estaban en New York. Bruno activaba sus contactos y seguía su lucha contra Hitler con propuestas a los foros internacionales, como la que quiso plantear en 1942 ante la Conferencia de Rio de Janeiro. En New York se inscribe en noviembre del 42 en el Servicio Civil de residentes extranjeros, pero por su edad no hizo tareas militares (Colección Bruno Weil, s.f). Carecemos de documentación sobre ellos de 1943 y 1944 pero a fines de 1945 pasan las Fiestas en Buenos Aires. En 1946 Bruno y Alice Weil se instalaron en New York, donde ya vivían su hija Gerda y su yerno Paul Pflaum, y de ahí vuelven por poco tiempo a Europa, por primera vez desde su exilio en 1940. En esa posguerra empezó una de las últimas luchas de Bruno, para obtener la devolución de los bienes expoliados, propios y ajenos, y la indemnización por los muertos, heridos, prisioneros y sufrimientos pasados. Si bien tenía la residencia y el permiso de trabajo en los Estados Unidos, consideró que su actuación internacional sería facilitada y más efectiva si la realizaba como ciudadano estadounidense. Viajó en 1947 y en 1951 a Buenos Aires, posiblemente por última vez. En 1950 habría iniciado el trámite y en 1953 obtuvo la naturalización en EEUU.

Sus hermanos Erna y Arturo ya habían inmigrado y obtenido la naturalización argentina mucho antes de la II Guerra, y es posible que Hertha también. Otto había optado por la nacionalidad francesa, y fue el único de la fratría que murió en Auschwitz.

En 1961 Weil se ocupa desde Nueva York del proceso a Eichmann y reúne una importante documentación sobre el caso, probablemente con la idea de escribir un libro al respecto. No lo sabremos, porque quien presidía en aquel entonces la Liga de Víctimas del Eje, y tres años antes había sido honrado con el título de “Padre de la restitución y compensación de los atropellos nazis” murió en un hospital de la ciudad el 11 de noviembre de aquel año. Los grandes periódicos resaltaron su trayectoria y muchos abogados y pensadores se refirieron a su vida, obras y escritos. En el primer aniversario de su muerte, la American Jewish KC Fraternity Inc. de Nueva York lo homenajea con un número especial de su revista en el que destacados intelectuales ensalzan al “gran pensador judío de los tiempos modernos”, y lo comparan con Disraeli, León Blum y Méndes-France (Colección Bruno Weil, s.f).

Sería una injusticia que la Argentina siga desconociendo la trayectoria y obra de Bruno Weil, un hombre fuera de lo ordinario que en momentos esenciales de su vida estuvo íntimamente relacionado con nuestro país, que al otorgarle la naturalización en 1939 le salvaría de la deportación y asesinato subsiguiente y posibilitaría que continuara su lucha por los derechos fundamentales del pueblo judío.

Referencias

[el cónsul general en París R.L. de Oliveira-Cézar informa el 24/11/1941 al embajador en Berlín Ricardo Olivera que el departamento parisino de Weil en el 02 avenida Hoche fue ocupado por los alemanes de la 23 Panzerdivision. Sus protestas al Comando militar resultaron infructuosas]. Caja 0032. Serie Embajada de Francia. Archivo Histórico de la Cancillería (MRECIC).

Actas, programas, debates, circulares, reuniones de los KC, desde 1904 a su disolución bajo el nazismo. Caja 6. Colección Bruno Weil. Archivo Leo Baeck. New York.

Arribo de inmigrantes a Buenos Aires. Archivo del Centro de Estudios Migratorios Latinoamericanos.

Ascher, A. (2007). A community under siege. Stanford, California: Stanford University Press.

Berrar, J., & Berrar, R. (2000). Metz au tournant du siècle. Metz: Ed. Serpenoise.

Bruno Weil Collection 1854-1972. (Sin fecha). Recuperado el 30 de marzo de 2020, de http://www.archive.org/stream/brunoweil_03_reel03/#page/n1011/mode/1up

Bruno Weil Collection 1854-1972. (Sin fecha). Recuperado el 30 de marzo de 2020, de http://www.archive.org/stream/brunoweil_01_reel01/#page/n565/mode/1up

Bruno Weil Collection 1854-1972. (Sin fecha). Recuperado el 30 de marzo de 2020, de http://www.archive.org/stream/brunoweil_01_reel01/#page/n526/mode/1up

Colección Bruno Weil. Caja 1, bobina 1, doc. 195. Archivo Leo Baeck. New York

Colección Bruno Weil. Caja 1, bobina 1/264 al 256, y la misma bobina 1/611 al 623. Archivo Leo Baeck. New York

Colección Bruno Weil. Microfilm 1, doc.195. Archivo Leo Baeck. New York

Documentos sobre la Central Verein. Caja 6, del 6/12 al 6/19. Colección Bruno Weil. Archivo Leo Baeck. New York.

Dossier de l’interné Bruno Weil. Archives Départamentales de l’Ariège. Camp du Vernet.

Estado Civil. Tablas decenales de nacimientos, bodas y decesos. Archivos Municipales de Metz.

Exposition Historique du Bundestag Allemand : « Les élections sous la République de Weimar ». Recuperado el 30 de marzo de 2020, de https://www.bundestag.de/blob/189802/50e98a8998d2a5a60869ccdf0ff2d3b0/elections_republique_weimar-data.pdf

Fiches de Population. Archives de Metz

Modèle: Données/Metz/évolution population. (Sin fecha). En Wikipedia. Recuperado el 30 de marzo de 2020, de https://fr.wikipedia.org/wiki/Mod%C3%A8le:Donn%C3%A9es/Metz/%C3%A9volution_population

Niewyk, D. L. (2001). The Jews in Weimar Germany. New Brunswick, New Jersey: Transaction Publishers 2001.

Série Guerre 39-45, Sous-série Vichy, Volume 150, folios 169 et 196. Archive du Ministère des Affaires Etrangères, La Courneuve, Francia.

Weil, B. (1941). Francia a través de las alambradas. Buenos Aires: Claridad., p. 209 y ss.

María Oliveira-Cézar, «La Argentina en Francia durante la II Guerra. La cruzada de los niños», en Buenos Aires, La Nación, 21/06/1998

Notas

[1] Unos 17.000 documentos, depositados en el Archivo del Instituto Leo Baeck de New York por Gerda Flaum, la hija de su esposa Alicia Lévy de Weil. Bajo el título de Colección Bruno Weil, además de sus libros hay 10 cajas de documentos microfilmados que se presentan en 29 bobinas. De aquí en más citaré “Arch.L.B. Col. B.W….”
[2] El apellido aparece con varias grafías: Weil-Veil-Weill-De Weil-De Veille-Weyl. Se cree que ese nombre es el anagrama de Levi-Lewi-Levy, escogido para evitar discriminaciones, que se transformó con el tiempo y las diversas regiones en que se asentó.
[3] Agradecemos a Evan Wolfson, de Pittsburg (Pennsylvania), su gentil envío del trabajo de Klaus Mayer que reconstruye seis generaciones de estos Weil originarios de Alsacia e instalados desde 1776 en Saarwellingen.
[4] Archivos Municipales de Metz, Fichas de Población: según su ficha Augusta nació el 13/5/1850, pese a que su hijo Bruno y los genealogistas afirman que fue en 1859.
[5] La anexión a Alemania de Alsacia y Lorena duró desde 1871 hasta el fin de la Gran Guerra, en noviembre de 1918. Alsacia y Mosela (parte de Lorena) volvieron a ser anexadas por Alemania durante la Segunda Guerra, de junio de 1940 hasta fines de 1944.
[7] Sobre los KC consultar también la Caja 10.
[8] Varias referencias a B. Weil. Ver en particular las pp. 155 y 156 con la oposición de Weil respecto al eventual traslado de los judíos germanos a Palestina. Nueva edición en 2019, no consultada.
[10] Este altísimo porcentaje estuvo muy condicionado por la presión sobre los trabajadores del poderoso Hermann Röchling, el mayor industrial del Saar, ‘barón del acero’ de la región, un nazi convencido a cargo de la producción de parte del armamento de las tropas alemanas.
[11] B. Weil colecciona las publicaciones y discursos sobre este proceso. Archivo Leo Baeck, Caja 3.
[12] Además de L’Affaire Dreyfus, Gallimard 1930, Weil publicó Grandeur et Décadence du Général Boulanger, Ed. Rieder 1931, y Panama, Grasset 1933. Tres grandes escándalos políticos que involucraban a los militares, la banca, el espionaje entre alemanes y franceses, el populismo bonapartista, a los judíos y a la corrupción.
[13] En EEUU y Europa publicaría una serie de artículos en inglés y alemán analizando las posibilidades de acogida y eventual calidad de vida de judíos alemanes en países latinoamericanos, bajo el título « South America – A Haven ».
[14] Hubo una cantidad de telegramas, cartas y mensajes intercambiados entre B. Weil, los embajadores Cárcano y Olivera, el cónsul general Oliveira-Cézar, la Cancillería, Vichy e incluso funcionarios de la embajada y el gobierno de EEUU, aparentemente controlados y leídos por las autoridades militares del campo, pero sin censura. Véase Arch. L.B., Col. B.W., Bobinas 1 y 17. También en el Archivo del MRECIC, Serie Embajada de Francia, las Cajas 0018; 0020; 0032 ; 0048 y 0058. En particular la larga Memoria del cónsul general sobre la liberación de Weil y los exitosos o fracasados intentos de proteger sus bienes o recuperar lo expoliado.
[15] Véase también de María Oliveira-Cézar, «La Argentina en Francia durante la II Guerra. La cruzada de los niños», en Buenos Aires, La Nación, 21/06/1998.
[6] Además, su diploma de doctor está en la Caja 10 de la Col. Bruno Weil del Archivo Leo Baeck de New York.
[9] El 4/12/1918 Hermann telegrafía a Bruno de Metz a Estrasburgo para que consiga las actas de nacimiento de sus abuelos Jakob y Madeleine. Caja 3 del archivo Leo Baeck.
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